Por
Michael P Gregoire*
Viendo
las recientes protestas contra Uber en París y en Latino América, me acuerdo de
las protestas del siglo 19 que se dieron en Inglaterra contra el nuevo
"carruaje sin caballos." Las empresas de carros con tracción a
caballos, molestos con la comodidad y la velocidad del viaje mecanizado,
presionaron al gobierno británico para introducir con éxito la legislación
titulada La Ley de la Bandera Roja (The Red Flag Act). Como resultado, se
requería a los conductores de vehículos autopropulsados tener a una persona
caminando delante del vehículo con una bandera roja. La ley puso límites de
velocidad estrictos a los predecesores del automóvil para evitar la competencia
con los carruajes. En esencia, el acto intentó forzar las nuevas máquinas a
moverse más lentamente que los caballos. Hoy en día, el acto es una nota al pie
poco conocido en la historia, un claro recordatorio de la resistencia
equivocada - a menudo en la forma de regulación - que acompaña el progreso
tecnológico.
La
historia está repleta de ejemplos sobre la resistencia a los cambios
tecnológicos. Dijeron que el arado de hierro era veneno para los cultivos. Se
suponía que la locomotora de vapor era una plaga en un paisaje maravilloso con
una tecnología no fiable. De hecho, los escépticos predijeron que la locomotora
The Rocket (El Cohete) creada por George Stephenson jamás comenzaría su carrera
por el ferrocarril Liverpool y Manchester. Y cuando estaba en camino, dijeron
que el nunca pararía.
El
ejemplo más infame de la rebelión contra la tecnología fue el Levantamiento de
Luditte, iniciado por los trabajadores textiles y artesanos especializados de
Inglaterra, en 1811. Ellos tenían miedo de perder sus puestos de trabajo en los
telares y en las máquinas de hilar mecanizadas de la Revolución Industrial. Fue
básicamente una rebelión contra la eficiencia y fracasó en su intento de poner
fin a la omnipresencia de las telas hechas a máquina.
Dos
siglos más tarde, vemos las solicitudes a los gobiernos para declarar la ilegalidad
de Uber. La molestia potencial que Uber es para el negocio de los taxis en todo
el mundo es evidente.
Mismo
que haya razones para solidarizarnos con los conductores - con sus medios de
vida en riesgo, muchos de ellos han pagado altas tasas para asegurar la
licencia de sus taxis - es difícil de detener cualquier tecnología que se
aprovecha de un exceso de capacidad y hace las cosas más fáciles y más
económicas al cliente. Uber creció
porque era muy difícil encontrar taxis en San Francisco. Menos de 10 años
después, la compañía ha llegado a 58 países y está valorada en $ 50 mil
millones de dólares.
Estamos
viviendo en la "Economía de las Aplicaciones", donde los avances en
el software están redefiniendo los modelos de negocios existentes. Otro ejemplo
exitoso es el Airbnb, que utiliza la tecnología para conectar cientos de
propietarios de vivienda con espacio de sobra y el deseo de ganar dinero extra
con los turistas de todo el mundo.
Hoy
en día, la economía de las aplicaciones está creciendo más rápido de lo que
podríamos medir. El recuento final mostró que hay 1.5 millones de aplicaciones
disponibles para los usuarios de Android en Google Play, y 1.4 millones en el
App Store de Apple. En el año pasado, los desarrolladores de aplicaciones han
ganado más dinero que toda la industria de cine en Hollywood.
Una
encuesta reciente que realizamos con Oxford Economics muestra que la mayoría de
las empresas está aumentando sus inversiones en nuevas formas de software. De
este total, el 43 % dicen que en la actualidad el software es responsable de su
ventaja competitiva, mientras que el 80% creen que aumentará su ventaja
competitiva en los próximos tres años.
Tres
años es mucho tiempo en una nueva economía que cambia rápidamente. Las empresas
europeas innovadoras como HouseTrip ya están empezando a molestar a Airbnb.
Ellos acaban de recibir más de $ 200 millones en financiamiento. Ahora es el
turno de los que molestaban sentirse molestados. Hacer este tipo de negocios
ilegal no detendrá el avance tecnológico, así como imponer límites a los
carruajes sin caballos en el siglo 19 en Inglaterra, no pudo mantener el
caballo como el medio más común de transporte.
A
veces, los movimientos de regulación por parte del gobierno pueden ayudar a las
empresas, como ocurrió cuando el gobierno de Estados Unidos puso fin al
monopolio de AT&T. Esto aumentó la competencia y aceleró directamente a la
innovación estadounidense en tecnología de la información. Por otro lado,
bloquear la competencia a través de acciones reguladoras es proteccionismo.
Los
gobiernos modernos ya permiten a sus ciudadanos renovar a sus licencias de
conducir y pasaportes y a pagar los impuestos en línea. Encuestas muestran un
gran potencial para la gestión de los cuidados con la salud e incluso a las elecciones
utilizando una aplicación. ¿Por qué? Ya estamos inmersos en este nuevo mundo
donde los consumidores deciden cómo quieren interactuar con las empresas - no
al revés. Smartphones y Google e Facebook cambiaron nuestras expectativas sobre
la tecnología. Son pocos los que todavía van a la cabina de un banco para
realizar operaciones bancarias, lo hacemos todo a través de nuestros teléfonos
móviles y cajeros automáticos. Planeamos y reservamos nuestros viajes en línea.
En las grandes ciudades la gente pide comida en línea. La idea de que las
empresas están imponiendo estos nuevos modelos de negocio para los consumidores
incautos no es cierto. Hoy en día, el jefe es el consumidor. Los consumidores
permiten a las empresas crear el mundo digital en el que queremos vivir.
Cada
vez más, ellos pueden controlar el mundo a su alcance desde sus dispositivos
móviles.
Para
los gobiernos inteligentes, es el momento de mirar hacia adelante, abrazar la
nueva economía y activarla con la seguridad de que tenemos las habilidades para
construirla y conducirla. La UE prevé una escasez de 900,000 profesionales de
tecnología de la información en Europa, para el año 2020. Ahora, las
competencias digitales son fundamentales para la infraestructura nacional. Los
gobiernos deben actuar hoy para desarrollar programas que incrementen el
potencial de creación de valor que la economía de las aplicaciones tiene que
ofrecer.
En
1900, la Ley de la Bandera Roja fue derogada y se inició la revolución del
automóvil. Hoy en día no podemos imaginar un mundo sin coches. De una manera
similar o no, este es un caso que se repite a cada tecnología exitosa.
La
historia del progreso humano muestra que la resistencia a las nuevas
tecnologías que generan crecimiento y eficiencia económicos es invariablemente
inútil.
*Michael
P Gregoire es el CEO de CA Technologies
Acerca
de CA Technologies
CA
Technologies (NASDAQ: CA) ofrece softwares que
impulsan la transformación de las empresas y les permite aprovechar las
oportunidades de la economía de aplicación. El software es el corazón de cada
negocio y de cada industria. Desde la planificación, el desarrollo, hasta la
administración y la seguridad, CA está trabajando con compañías de todo el
mundo para cambiar la forma en que vivimos, realizamos transacciones, y nos
comunicamos - a través de móvil, la nube privada y pública, entornos
distribuidos y de mainframe. Para mayor información, favor de consultar en www.ca.com.
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